Jugadores: a entrar a la historia como el 84

Revista El Gráfico de 1984. Oscar Ruiz define ante la salida de Vilche, el arquero de Argentino de Rosario (haciendo click sobre la imagen, la misma se agranda).


El equipo de Núñez terminó por encima de equipos importantes, con muchos antecedentes en Primera, como Racing, Gimnasia (LP) y Lanús.


Diario Clarín. Defensores de Belgrano jugó en partido épico frente a Gimnasia, en el Monumental, por las semis del Octogonal. Terminó empatándolo 2-2, tras ir perdiendo. Luego, en La Plata, cayó 1-0 y se quedó afuera.


Defensores fue el perseguidor de Español durante toda la temporada. Y se clasificó segundo al octogonal.


Jorge Arbelo fue una de las grandes apariciones de este torneo. Luego fue ídolo en Japón, donde vive actualmente.


Ficha de un partido clave frente a Tigre, definido por Walter Fernández sobre el final.

Miremos la versión digital de Clarín de hoy sábado, justo el día de la segunda final contra Merlo: un gran artículo de Waldemar Iglesias, quien suele escribir lindas notas sobre el Dragón, que recuerda a aquel equipazo del 84. La nota es para disfrutarla y, por qué no, para que los jugadores se motiven: hoy tienen la chance de meterse en la historia del club, muchachos. Vamos Defe carajo.

Desde la emblemática Techada del Juan Pasquale ese año se volvió a escuchar un grito que había nacido hacía poco menos de dos décadas: "Qué carajo / La Máquina del Bajo". En 1967 a Defensores de Belgrano le había sucedido una particularidad propia de las rarezas organizativas del fútbol argentino: dirigido por el inmenso Angel Amadeo Labruna fue campeón de la Primera B, pero no pudo ascender a la máxima categoría, en la que había jugado durante 18 temporadas en tiempos del Amateurismo. En aquella ocasión se jugó un Reclasificatorio con equipos de la A, que permitió los ascensos de Tigre y de Los Andes.
En este 1984, el equipo del Bajo Núñez reconstruyó aquellos sueños de Primera. Pero eso sucedió abrazado a una sorpresa: el equipo de Jorge Busti y José Leonardi se armó para no correr riesgo de descenso a la C, en un torneo que antes de comenzar parecía servido para Racing, el gigante recién descendido. Y de a poco, a fuerza de toque y toque, edificó una campaña para el aplauso y para la historia. Al cabo, no ascendió porque Deportivo Español (dirigido por Oscar López y Oscar Cavallero) tuvo uno de los mejores rendimientos de la historia del fútbol del Ascenso. Es más: ya en Primera, con la misma base, fue segundo detrás del inolvidable River de Héctor Veira. Pero nadie olvida a aquel equipo de Defensores. Fue un hito en la historia del Dragón de Núñez. Fue un torneo larguísimo: el equipo disputó 42 encuentros, ganó 24, empató siete y perdió once. Fue el ganador del Grupo B, con seis puntos más que Lanús y nueve más que Nueva Chicago. Y fue segundo en la tabla general, con 55 puntos, cuatro más que Racing y nueve más que Gimnasia La Plata. Español quedó lejos, a 12 unidades.
Era un equipo que complementaba la experiencia de futbolistas con grandes antecendentes (como el arquero Anhielo y el lateral izquierdo Heriberto Correa) con pibes de notable rendimiento (como los centrales Willy Barrios y Lalo Lagunas o los mediocampistas Angel Ronci y Jorge Arbelo). Arriba, a pura potencia, aparecía un futuro ídolo de Racing: Walter René Fernández, quien resultó el goleador del plantel con 19 tantos. También jugaban en aquel equipo Lucero, Claudio Fraga, Banana Galbán, Oscar Ruiz, Cáceres, Aguirre, Ledesma...
Con esa campaña, además, Defe se clasificó al octogonal por el segundo ascenso a la A junto a Lanús, Chicago, Morón, Gimnasia, Racing, Tigre y la otra revelación de ese año, Argentino de Rosario. En los cuartos de final enfrentó al club de Victoria, un archirrival de ese tiempo. Y lo eliminó con comodidad: le ganó 4-1 en el encuentro de ida; y empató sin goles en la revancha.
Quedaban sólo cuatro equipos por un lugar en la A: Defensores, Racing, Lanús y Gimnasia, el rival del Dragón. Ya eran otros los escenarios y los contornos: el partido de ida, en la cancha de River, tuvo un marco impropio de un partido del Ascenso. Fue una fiesta en la que Defensores consiguió remontar la desventaja y terminó empatando en dos goles. La revancha, en el Bosque, disputada el 15 de diciembre, fue una exposición de fútbol de La Máquina del Bajo. Pero el resultado no acompañó: el equipo local, que había llenado cada resquicio del estadio de 60 y 118, se impuso 1-0, tras sufrir a ese Defensores que encantaba. El ascenso, otra vez, fue esquivo para el rojinegro. Pero ese año, sin embargo, un orgullo habitó el alma de sus hinchas: jamás habría olvido para ese equipo.