Historias jamás contadas, capítulo II: Mar de Ajó, ciudad fetiche (por Queiroz e Iglesias)


La localidad que está ubicada en la costa bonaerense estuvo ligada íntimamente a las dos últimas consagraciones de Defensores de Belgrano, las dos últimas “vueltas olímpicas” del equipo del Bajo Nuñez.
En 1992 y cuando se ingresaba en la parte final del campeonato (casi tda la segunda rueda) se decidió algo casi increíble para un equipo de la C. Ir de pretemporada. Sí. En el 92. En la C. Y de pretemporada. Prácticamente nadie podía creerlo. Pero con el aporte desinteresado y apasionado de algunos Defensoristas esta utopía se hizo realidad. Si el objetivo era “campeonar” había que sacar una luz de ventaja. Y se pensó en ese momento que una buena pretemporada era el mejor camino para llegar afilados a una definición que, tal como finalmente sucedió, se imaginaba apretada y con un Dragón protagonista.
Por lo tanto Defe puso rumbo a Mar de Ajó. Y todo funcionó muy bien. Con casi todos los jugadores con su primera y tal vez única pretemporada. Todo muy tranquilo, cuando de repente, algunos observan al árbitro Cesáreo Ronzitti de vacaciones por allí con su familia. Los saludos de rigor y el cruce casi cotidiano con el referee fueron transformando una relación, en principio “fria” o distante en algo mucho más cordial. Tanto que algunos comenzaron a pensar en voz alta “Que bueno sería que en una definición nos dirija”. Por supuesto y vale aclarar rápidamente que no se pensaba en algún acuerdo “non sancto” que afectara la honorabilidad del juez. Pero sí en algo más simple. “Como nos conoce, en una eventual definición de visitante, va a ser menos “permeable” a las presiones”.
Presiones que podrían generarse en algún lugar del conurbano bonaerense que, con todo respeto y en ese tipo de partidos era los más parecido al “far west”.
Terminó la pretemporada y llegó el trascendental encuentro con Dock Sud, en el Docke. Y el árbitro asignado fue Cesáreo Ronzitti. Sin palabras. O como se dice habitualmente “creer o reventar”.
Nueve años después, en el 2001 y en la B metropolitana, Defensores también fue de pretemporada a Mar de Ajó. Era un plantel experimentado, cuyos jugadores ya tenían algunas pretemporadas “a cuestas”, incluyendo a algunos con pasado en equipos de primera división y que venían acostumbrados a buenos lugares de entrenamiento.
Pero a todos, sin excepción, apenas llegaron los sorprendió lo mismo. Dejaron los bolsos en las habitaciones y rápidamente bajaron a tomar algo en el Restaurante-Confitería del Hotel. ¿El nombre del Restaurante-Confitería? También una premonición: Se llamaba El Nacional. Lugar al que Defe llegaría un par de meses después luego de la gloriosa consagración en la cancha de Ferro tras derrotar a Temperley.
Para finalizar, nuevamente la frase anterior…”creer o reventar”

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