

Una linda vuelta encontró Olé para definir el triunfazo de Defe contra Suárez, que no perdía como visitante hacía 15 partidos. Muchos hablan de los mellizos de Atlanta (y la verdad es que parecen buenos los Soriano, aunque lejísimos de la potencia de Giménez y Montenegro, por supuesto), pero Mansilla tiene el antídoto: fue papá de dos mellizos (de hecho, ese fue el motivo por el que no jugó contra Flandria, la semana pasada). Aquí, el comentario del partido del Olé.
La llama recobró su vigor. Sufrió apenas una leve ventolina. Los dos partidos sin victorias (0-1 con Sarmiento y 0-0 con Flandria) quedaron en el olvido y Defensores volvió a ver la luz con intensidad al lograr un claro triunfo ante Tristán Suárez. Una alegría que lo coloca en la repisa, mirando a todos desde arriba. Allá, donde Mansilla pondrá la fotito para mostrarle en un futuro a sus hijos Mateo y Pilar, quienes nacieron el sábado pasado cuando Jacobo pidió ser suplente (al menos) sin haber descansado. Una semana después, el flamante papá tomó un rebote y sacudió la red para que todo el Bajo Núñez se incinere de emoción.
El Lechero fue la víctima de este Fito moldeado por Della Picca. Porque el Dragón no es un Falcon, aunque haciendo alusión a la metáfora fierrera made in Ramón, Defe cuenta con dos guardabarros de fierro, de material inquebrantable.
Ellos son Porcel y Arce, quienes se desdoblan y le dan la amortiguación ideal: un medio combativo que se hace fuerte cuando explota los costados. Y justamente eso fue uno de los ítems que le costó cumplir al local en la primera parte.
Porque Suárez metió una presión asfixiante y generó peligro con la movilidad de Villalba. El punta, ex Deportivo Cuenca, tuvo su chance con un remate que dio en el travesaño a los 8´. Y Leguizamón perdió ante una gran tapada de Griffo.
¿Defe? De a poco fue acomodándose para atrapar a la presa ... Y encontró el gol en el momento justo, al cierre del PT. Una ventaja que abrió el camino para que el nuevo puntero en soledad despliegue su andar habitual: solidez, desgaste incansable, y generación de juego. Sin embargo, falló en otra característica de este equipo: la efectividad en los últimos metros. Giménez no cerró un par de jugadas y Coria se deglutió el 2-0. El destino estaba marcado. Tristán murió de pie, a bochazo limpio, pero Defe terminó festejando, con Mansilla y sus melli que trajeron un pan bajo el brazo ...
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