La séptima derrota seguida es, insólitamente, lo de menos. Lo de hoy fue tan tétrico que ni siquiera una de las peores rachas en la historia del club fue lo peor de una tarde que nos convirtió en el papelón del fútbol argentino durante el fin de semana. La expulsión a Porcel, la derrota 0-3 en el primer tiempo, la invasión de cancha, la agresión a Serrano, Bangert que también la liga, Fioretto pegándole al hincha, la barra cantando "ya lo veo a Fioretto esquivando balas por Libertador", la roja a Fioretto, Daniele diciendo "estamos jugando para el costado", la farsa del partido hasta el final, la nueva expulsión, la increíble sensación de haber regalado los únicos dos cupos de refuerzos para el verano (Fioretto, que ya tiene más expulsiones que partidos jugados, y que obviamente no volverá a jugar más en Defe, y un ¡arquero suplente!), una dirigencia totalmente perdida, escuchar a hinchas que insólitamente dicen "tenemos mala suerte", "que sal", "no pegamos una", "ahora no sirve criticar sino que hay que alentar" y la sensación que venimos diciendo hace mucho tiempo, desde la época del infame paso de Duró: todo esto es muy feo, horriblemente feo, pero es imposible no creer que todo lo que vendrá de aquí e más será aún peor. Señores, estamos en grave riesgo de seguir el camino para convertirnos en los nuevos El Porvenir, Talleres y Español. En esto nos estamos convertiendo. Esto es lo que somos hoy: un papelón.
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