Lágrimas de un día de la primavera

Fue el 21 de septiembre de 1985: Defe le ganó 2-0 a Racing, en Avellaneda. Y ahí estaba, como siempre, el Toti Iglesias, un Sarmiento entre los hinchas de Defe: nunca falta. El mismo Toti cuenta una anécdota de aquel triunfo épico: “Dejamos el auto en la calle Cordero, a la salida de la tribuna visitante. Esa tarde fui con un amigo, que de tan emocionado por el triunfo se sentó en el auto y se largó a llorar, y no paraba de llorar de alegría, parecía un nene, y por eso no arrancaba el auto. En eso pasó un hincha de Racing, que se creyó que mi amigo estaba llorando por tristeza, y le dice: ‘Flaco, sí, perder contra estos muertos es para llorar y cortarse las venas. Defensores no existe, pero no importa. Ya vamos a salir’. Pensé en decirle que nosotros éramos de Defe, y que de muertos no tenemos un carajo, pero no le dije nada, y seguí festejando uno de los triunos más emocionantes de mi vida. Y mi amigo, al lado, seguía llorando como un nene”.